lunes, 20 de septiembre de 2010

Carta de Mons. Lozano a los jóvenes en ocasión del Día del Estudiante

San José de Gualeguaychú, 21 de septiembre de 2010



Queridos Jóvenes:

Con ocasión del Día de Estudiante –y de la Primavera– me gusta escribirles a modo de carta, y compartir unas palabras con ustedes.

Hace pocos días una estudiante universitaria me dijo: “ser joven hoy no es tarea fácil”. La verdad es que me desconcertó un poco. Pero enseguida criticó la educación en la facultad, las lagunas –u océanos– que le quedaron del secundario, la ausencia de los viejos en su vida… En fin, pasó una serie de facturas que dejaban claro que “ser joven hoy no es tarea fácil”. También hablamos de jóvenes que son mamás y papás, sus anhelos, dificultades: la casa propia, el trabajo.

Es que más allá de cómo es la relación con tu familia, tu estudio, tus amigos, muchas veces te ves con “rumbo incierto”. Es más, notás que toda la sociedad está de la misma manera, sin saber adónde ir. Algunos sociólogos dicen que el mundo vive como una crisis de sentido.

La tentación para muchos es escaparse de esta realidad, y refugiarse en una es-pecie de mundo imaginario, artificial y de fantasía. La droga, el alcohol, el desenfreno, te terminan dejando con un sabor amargo de soledad y tristeza. Rajarse no soluciona las cosas.

Pero no todo esta tan mal. También sabés que hay amigos y amigas que están siempre; aunque sea tarde, haga frío o llueva, están ahí para lo que sea. Tienen sueños en común, caminos que se parecen.

Estamos celebrando el Bicentenario de la Patria del 2010 al 2016. En estos meses escuché a unos cuantos jóvenes planteando la necesidad de cambiar algunas cosas en la vida de los argentinos. Otros son más escépticos y piensan que las cosas son así, y nada más.

Lo cierto es que el mundo puede cambiar. Puede ser mejor, más justo, más solidario. Pero ese cambio no es algo automático; se logra con el compromiso, la creatividad, la tarea compartida con otros.

Ese cambio no es una bonita ilusión: es una esperanza verdadera.

Jesús dijo: “yo hago nuevas todas las cosas”.

Confiá en Él. Él confía en vos.

Con mi cariño y bendición,


Jorge Lozano
Obispo de Gualeguaychú

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Docentes del Bicentenario

Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social

Hace pocos días celebramos el “día del maestro” y ahora lo hacemos con el “día del profesor”. Estas dos fechas nos hacen detenernos de manera especial la vocación docente.

Desde una mirada de fe toda vocación tiene una doble perspectiva. Es llamado de Dios y es respuesta del corazón humano que acoge y responde. De parte de Dios el motivo del llamado es el amor, y espera lo mismo como motivación de la respuesta.

Siempre miré tu vocación —y también la mía— como un regalo de Dios. Él nos confía “vidas en desarrollo”, en apertura y crecimiento. (Me acuerdo de una canción que dice “con las alas del alma, desplegadas al viento…”)
Cotidianamente tratamos con vidas —cortas o no tanto en edad— que tienen historias de alegrías, logros, fracasos, miedos. Somos cobijo y amparo. Lugar de encuentro con uno mismo.

Hay en los alumnos mucho deseo de vitalidad. Sabemos que en Escuelas Rurales ellos hacen muchos kilómetros y esfuerzos para poder educarse. Cotidianamente, en las rutas, también he visto docentes haciendo dedo y viajando como sea para poder llegar al lugar indicado. ¡Cuántos viajan en lancha o hacen largos caminos a pie o en bicicleta! Esfuerzos de muchos.

Sé cómo te preocupa la repitencia reiterada de algunos; el flagelo de la droga y otras adicciones que amenazan la dignidad e integridad de niños y jóvenes. Buscás comunicar saberes y sabiduría de vida.
Por eso se insiste en hablar de vocación. La vida tiene sentido en la medida de la respuesta. La docencia es un servicio a veces no reconocido por las familias, la sociedad, la propia comunidad educativa. Pero sabemos lo valioso que es en nuestra vida y en aquellos que el Señor nos confía.

Y podemos agregarnos una pregunta: ¿tendrá algún significado particular ser docentes en tiempos del Bicentenario 2010-2016? Estoy convencido de que sí. Es un tiempo muy bueno para mirar la vida de la Patria y renovar el compromiso por la fraternidad y la amistad social. De renovar el deseo de educación integral para todos y de construir una Patria en justicia y solidaridad.

Podemos pensarlo así: en nuestras aulas están hoy algunos que serán mañana Legisladores, Directores de alguno de los hospitales, Docentes, Párrocos, Gobernantes, Dirigentes Sindicales o Empresarios, Comunicadores, mamás, papás… en unos años. Ayudamos a que cada uno y cada una encuentren su lugar en el mundo concreto. ¿Qué país soñamos? ¿Qué patria estamos construyendo hoy?
Somos educadores de esperanza.

¡Feliz día del maestro y del profesor!
Dios te bendiga.

Mons. Jorge Lozano