martes, 9 de septiembre de 2014

Educar es abrir horizontes y tender puentes

Septiembre 2014
Querido docente:

En estos días celebramos el día del maestro (11 de septiembre) y del profesor (17 de septiembre). Con ese motivo te hago llegar estas reflexiones. Quiero empezar agradeciendo tu esfuerzo y participación cotidiana. Miles y miles de docentes cada día recorren capilarmente el país sirviendo a la Patria, especialmente a niños y jóvenes, y también a adultos.
Educar es abrir horizontes,  y esto lo digo a nivel personal y social. Gracias al proceso educativo se incentivan los ideales de justicia y de paz, de libertad y de amor, de equidad y verdad.
Anhelos sembrados por Dios en el corazón humano. El tiempo del aula ayuda a hacer palpable el acceso a un desarrollo integral. Somos conscientes de que quienes abandonan el sistema educativo o son expulsados de él, suelen caer en situaciones de exclusión y están expuestos a diversos males sociales. La comunidad educativa genera un clima interior para desplegar “las alas del alma”.
Estos horizontes se abren no sólo para las personas individuales, sino también para la sociedad. Una sociedad que no cuida la educación compromete seriamente su futuro. Una sociedad que excluye y margina a los pequeños, abona un futuro de violencia. Nos advierte la Biblia por medio del profeta Oseas que “quien siembra vientos, cosecha tempestades” (Oseas 8,7).
Educar también es tender puentes, es fortalecer los vínculos interpersonales y sociales. En la escuela no sólo aprendemos a dialogar, intercambiar. También encontramos ayuda para compartir la vida y los sueños con otros. No somos islas. No somos enemigos. No somos rivales. Estamos llamados a formar una misma familia humana. La realización plena de cada uno también incluye la dimensión comunitaria y social.
La Comunidad educativa nos enseña a estar cerca de los más débiles, a cuidar a los más vulnerables. Nos alienta en la dimensión solidaria de la vida.
Ambas dimensiones (horizontes y puentes) son necesarias para un proyecto de vida abierto a la trascendencia y con los pies en la tierra. Podemos decir que en comunión con Dios y con los hermanos.
Quiero agradecer tus esfuerzos y generosidad. Y agradezco especialmente tu confianza plena en la siembra cotidiana, chiquita, renovada. En escuelas de gestión estatal o privada, en el campo o la ciudad, con niños o adolescentes, con jóvenes o con adultos…
Por vos, por tu familia, tus compañeros, tus alumnos y sus familias, por todas las comunidades educativas redoblo mis oraciones en estos días.
Con mi cariño y bendición.
                                                                                               
 

                                                              + Jorge Eduardo Lozano

                                                              Obispo de Gualeguaychú

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.